Este ejercicio es para ayudarte a construir una imagen de ideal de persona compasiva con…
18. DEJAR IR LA IRA A TRAVÉS DE LA COMPASIÓN
Para fomentar la resiliencia, piensa en un evento hiriente de una manera distinta.
Repite este ejercicio cada vez que te encuentres rumiando por una experiencia en la que te sentiste herido.
- Encuentra un lugar tranquilo para sentarte. Relájate durante dos minutos, inhalando y exhalando de forma natural. Durante cada exhalación, concéntrate en la palabra «uno». Mantén los brazos, las piernas y el cuerpo quietos.
- Identifica un momento en el pasado en el que una persona te lastimó u ofendió.
- Durante los próximos dos minutos, piensa en esa persona como un ser humano que se comportó mal. Incluso si la relación no puede ser restaurada, trata genuinamente de desear que esta persona experimente algo positivo o curativo. Aunque sea difícil, centra tus pensamientos y sentimientos en entregar una mirada de compasión. Sé consciente de ellos y las respuestas físicas que tienes al cultivar la compasión, la bondad y la misericordia por esa persona.
Cuando somos heridos o traicionados por alguien, es comprensible sentirnos enojados y ver a la persona en una luz negativa. Sin embargo, pensar persistentemente en estos sentimientos dolorosos puede mantenernos atrapados en un rencor, que es muy estresante y causa estragos en nuestra salud física y mental.
Una manera de aflojar el control de la ira y la hostilidad es cambiar la forma en que pensamos acerca de quién nos lastimó. Las investigaciones sugieren que cuando las personas ven a quienes las hirieron como seres humanos falibles que se comportaron mal, pero tienen el potencial de cambiar, experimentan beneficios emocionales y fisiológicos, como el aumento de las emociones positivas y un sistema cardiovascular más resistente al estrés.
En lugar de tratar de reducir las emociones negativas asociadas con un evento hiriente, este ejercicio ayuda a reemplazarlas con sentimientos de compasión y perdón. Te permite desarrollar una verdadera empatía y preocupación por una persona que te hirió, a la vez que reconoces la lesión de la ofensa y la necesidad de crecimiento o curación de la otra persona.
* Práctica recopilada por Greater Good Science Center de la Universidad de California en Berkeley.
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